Definitivamente, la muerte no es la única forma de la que nos podemos alejar de quienes amamos. Existe otra forma, más prolongada e inevitable, que nos espera a todos los que nos animamos a vivir un poco más que la edad promedio. Es casi una enfermedad y se llama vejez…
Todo lo que alguna vez amaste va quedando en el camino, retaceado en forma de recuerdos y nostalgia. Poco a poco, la piel que antes acariciaste se va haciendo pasa, los ojos que antes te miraban con amor de pronto un día dejan de reconocerte y esa persona que antes se reía de tus bromas ya no está en condiciones de escucharte más.
Entonces llega pronto su olvido y el dolor de saber que esa persona que te ayudaba a hacer los deberes cuando eras niño, que alguna vez cuidó de ti; hoy solo es un remedo, un dibujo arrugado de quién otrora fuera tu amiga, tu compinche, tu abuela. Una mujer que espera sentada, viendo hacia ninguna parte y con impaciencia que llegue el día de su partida…
Si la vida me lo permite, quisiera morir lúcida y con mis sentidos en funcionamiento, poder disfrutar de mi última bocanada de aire, del último impulso dentro de mi pecho, cerrar los ojos en paz y partir hacia el tunel.
Creo que la lucidez hace más palpable las pérdidas y nuevos obstáculos que nos va vomitando la edad al andar.
ResponderEliminarPor otro lado, ya actualiza, que me aburro!