martes, 31 de marzo de 2009

Perfil criminal


“Hombres, malditos hombres. Siempre nos hacen sufrir, siempre nos hacen llorar”

Estrofa tecnocumbiera

 

Detallista y caballeroso, masculino y seductor. Así, justo así, es un hombre traicionero y aficionado en extremo a las entrepiernas femeninas con y sin dueño… Lo sé, no por mi experiencia en las artes amatorias, sino por mi frecuente contacto con el autodenominado sexo fuerte. Cada vez que veo que un hombre regala flores solo por el hecho de estar en el 2009, que llama insistentemente por teléfono, mensajea como un poseso o pretende tener a su pareja a su lado como colgante de celular, mi mente dice: “desconfía”.

En el transcurso de los últimos años he podido extraer el perfil casi perfecto del traidor… 

a. Lo dicho, detalles en exceso: Flores, chocolates, mensajes, llamaditas a la madrugada y los fines de semana, en estado liboso. Al parecer tratan de remediar su estado de consciencia con cuestiones materiales.

 

b. Exigencias de tiempo: ¿Tus amigas son más importantes que yo? ¿Tu trabajo es más importante que yo? O frases de victima como: “ya no tienes el suficiente tiempo para mí”. Nada es suficiente para su ego, que no se siente lleno con una sola…

c. A mi criterio, esta es la peor: Llorón. No conozco un solo hombre infiel que no lo sea. (De los que conozco, claro está!) No es que esté mal llorar, pienso todo lo contrario y hay pocas cosas que me enternecen más que ver a un hombre dejarlo todo correr por sus mejillas, pero estos seres de esta especie que cito acá son capaces hasta de arrastrarse por perdón o una segunda oportunidad. Como no, si tienen rabo de paja…

Cuando veo a mi alrededor los casos como este, me siento afortunada de que me amen con libertad, con un poco de limón y sal y no con la melosería hipócrita de un hombre que se divide en dos, tres o más…