jueves, 19 de febrero de 2009

La puta vejez


Definitivamente, la muerte no es la única forma de la que nos podemos alejar de quienes amamos. Existe otra forma, más prolongada e inevitable, que nos espera a todos los que nos animamos a vivir un poco más que la edad promedio. Es casi una enfermedad y se llama vejez…

Todo lo que alguna vez amaste va quedando en el camino, retaceado en forma de recuerdos y nostalgia. Poco a poco, la piel que antes acariciaste se va haciendo pasa, los ojos que antes te miraban con amor de pronto un día dejan de reconocerte y esa persona que antes se reía de tus bromas ya no está en condiciones de escucharte más. 

Entonces llega pronto su olvido y el dolor de saber que esa persona que te ayudaba a hacer los deberes cuando eras niño, que alguna vez cuidó de ti; hoy solo es un remedo, un dibujo arrugado de quién otrora fuera tu amiga, tu compinche, tu abuela.  Una mujer que espera sentada, viendo hacia ninguna parte y con impaciencia que llegue el día de su partida…

Si la vida me lo permite, quisiera morir lúcida y con mis sentidos en funcionamiento, poder disfrutar de mi última bocanada de aire, del último impulso dentro de mi pecho, cerrar los ojos en paz y partir hacia el tunel.

Todo el mar de sentimientos que puede generar un koala en mí… 

domingo, 1 de febrero de 2009

Sentir en exceso


Las pastillas que ingiero diariamente para combatir mis males estomacales, además de dejarme con una sensación de languidez, me han dejado con una estúpida sensibilidad que no logro comprender del todo… Las lagrimas llenan mis ojos como si las aguas de un seco y árido río, de pronto emergieran caudalosa y estrépitamente. Todo me sensibiliza. La noticia de un padre que perdió a sus hijos y esposa y luego los encontró flotando sobre un río, una escena dulce en un libro, dar un regalo, abrazar a mi roommate o sentir el amor de mi perro. Los recuerdos también me juegan sucio y traen a mi, más emociones cargadas de estrógenos, quizá más de lo que me permito sentir a menudo… Ahora mismo, el teclado siente la inminente caída de líquido salobre de mis ojos de mujer.   Pero no es tristeza. Es una extraña mezcla de dolor, con ansiedad y miedo a que de repente el cuento acabe por una o otra razón… Esto de sentir es complejo, a veces se siente demasiado….

 

“Y la hallo sudando lágrimas.

Y la beso penetrando su alma.

Su alma que también es la mía

pintando mi corazón a su antojo.”

                      Noviembre 2006